¿Por qué el corazón es el símbolo del amor?

 

Pensamos que el amor se origina en el corazón, utilizamos el corazón como símbolo del amor, celebramos el día 14 de febrero el día de San Valentín como el día de los enamorados pero…

Según algunos historiadores, todo empezó alrededor del siglo VI a.C. En aquel entonces, el símbolo que hoy asociamos con el corazón se empleaba para representar hojas de hiedra, nenúfares o similares o incluso semillas. En algunas monedas griegas de Cirene (en la costa de la actual Libia) aparece representada una semilla de silfio, una planta parecida al hinojo y que ya no existe pero que en su momento se utilizó por sus propiedades anticonceptivas.

Más tarde los  médicos egipcios al realizar las primeras disecciones en cadáveres humanos, observaron una complicada red de venas, arterias y nervios que parecían brotar del corazón, creyeron que era en el corazón donde residían y se originaban las emociones. Esto lo reforzaron, cuando vieron que al asustarse o emocionarse, el corazón latía más fuerte. El médico griego Galeno también colaboró a la creencia de que este órgano era el centro de las emociones, de hecho seguimos diciendo “Me has roto el corazón”

En  La Edad Media, el símbolo empezó a asociarse con el amor. La primera representación de un corazón, tal como lo conocemos hoy, en un contexto romántico, se presentó en la letra capitular de un manuscrito iluminado francés que data del siglo XIII y se conoce como Roman de la poire —“El romance de la pera”.

El corazón también se asoció con Jesús y su amor infinito y eterno. Fue en el siglo XVII, cuando se popularizó la fiesta de San Valentín —Dos siglos antes  Geoffrey Chaucer  en  1375 escribió el poema “The Parliament of Foules” (algo así como el Parlamento de las Aves). El poema habla de cómo el 14 de febrero las aves (y los humanos) se unen para encontrar una pareja. Antes de este poema no había tradición de celebrar el amor el día de San Valentín, fue desde entonces que  el símbolo del corazón empezó a usarse para representar al amor romántico.

Se dice de San Valentín que fue el santo que nunca existió, que se trató de tres personas con ese nombre o, bien, que todo fue una invención literaria que se originó en el siglo XIV.

¿Nos enamoramos con el corazón o con el cerebro?

Feniletilamina: La droga del amor 

En la década de 1980  los médicos Donald F. Klein y Michael R. Liebowitz, del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York (Estados Unidos), analizando el cerebro de personas enamoradas encontraron que contenía grandes cantidades de feniletilamina y postularon que su producción en el cerebro puede desencadenarse por eventos tan simples como un intercambio de miradas, un roce o un apretón de manos.

La feniletilamina podría ser la responsable, en gran medida, de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando ocurre el enamoramiento, tales como vigilia, excitación, taquicardia, enrojecimiento e insomnio. Parece ser además un precursor de la dopamina que es la sustancia responsable de las sensaciones del amor romántico según la teoría de la Dra. Helen Fisher.

En el cerebro humano, se le atribuyen roles como neuromodulador o neurotransmisor. También se la encuentra en varios alimentos, especialmente después de una fermentación microbiana, por ejemplo en el chocolate y ciertos quesos.

Para que os hagáis una idea, si realizamos  pequeñas modificaciones químicas sobre las feniletilaminas obtendremos sustancias muy interesantes:

 

La química del enamoramiento

Enamorarnos es sobre todo un proceso químico. El amor se comporta como una droga, por eso podemos sentir el síndrome de abstinencia y experimentar el mono de alguien.

En la química del amor podemos encontrar varias fases:

Primera fase de la química del amor: La atracción

¿Qué nos atrae de la otra persona?

Podemos intentar buscar una explicación lógica y racionalizar este proceso. Nos pueden  gustar personas parecidas a nosotros, valorar su inteligencia, su sentido del humor, valores parecidos, etc. Pero lo cierto es que esto no se puede controlar.

Nos sentimos atraídos por aquellas personas con sistemas inmunitario diferentes al nuestro y es su olor, del que no somos conscientes, el que nos guía.

El motivo es nuestro instinto reproductivo: la descendencia de una pareja con sistemas inmunitarios muy distintos tendrá una carga genética más variada y, por lo tanto, será más resistente a posibles enfermedades.

Durante esta primera fase se liberan principalmente las siguientes sustancias químicas:

  • Dopamina: La Hormona del placer y del deseo

La dopamina es un neurotransmisor que nos hace sentir placer, felicidad, euforia al estar con la persona amada. Curiosamente, es el mismo neurotransmisor que se activa con los juegos de azar y con las drogas. Tanto en el amor como en la adicción, cuando la dopamina desaparece aparecen el mono, la tristeza y la obsesión.

  • Norepinefrina o NORADRENALINA: La hormona del estrés

Cuando la norepinefrina actúa como droga incrementa la presión sanguínea,  el corazón nos late más rápido, nos sudan las palmas de las manos y nos ruborizamos las sensaciones de hambre y de sueño desaparecen. Gracias a la norepinefrina dejamos de pensar con claridad reducimos nuestro mundo al objeto del enamoramiento

  • Feniletilamina: Responsable de la intensidad del amor

A falta de amor, chocolate, ya que el chocolate también tiene feniletilamina que nos hace sentir bien.

descienden los niveles de oxitocina y aumentan los de cortisol, que hace que sintamos miedo, pánico y ansiedad.

Segunda fase de la química del amor: LA OXITOCINA
  • La oxitocina: sustancia química del abrazo,

Fue descubierta en 1953, cuando se confirmó que el cerebro tanto de los hombres como de las mujeres libera esta sustancia con solo tocarse, aunque su nivel más alto llega con el orgasmo, cuando puede su nivel normal puede incrementarse hasta en un 400 por ciento.

 -La oxitocina y los celos. Ante una situación que consideramos “una amenaza”, descienden los niveles de oxitocina y aumentan los de cortisol, que hace que sintamos miedo, pánico y ansiedad.

  • Serotonina: el neurotransmisor de la felicidad

Las experiencias y pensamientos positivos aumentan los niveles de serotonina, las malas noticias y pensamientos desagradables, hacen que descienda.

  • Vasopresina, también conocida como la sustancia química de la monogamia, pues su función es incrementar el vínculo entre la pareja haciéndolo más fuerte, es la que permite que una relación dure por años.

 

Este es el cóctel de sustancias químicas responsables de la irracionalidad del amor, pero crean hábito, por eso  los enamorados cada vez los necesitan en más concentración como otra droga.

Afortunadamente el amor no puede explicarse simplemente desde la óptica de la química cerebral, es un asunto bastante más complejo y como dice Isabel Allende:

“No importa a quien amenos, tampoco importa ser correspondidos o si la relación es duradera. Basta la experiencia de amar, eso nos transforma”

Feliz San Valentín.